¿Qué si soy modelo? Una petarda me ha
preguntado si soy modelo. Y yo, lejos sentirme halagado, me he ofendido. Y lo
he hecho porque estoy en el 080, la semana de la moda de Barcelona y aquí, mis
más de 40 y mi figura de botijo contrastan por defecto con la mayoría de
tiarros que, por mucho loock hipster que luzcan, están tremendos. Y además, por
un cierto tonillo socarrón que ha puesto en la pregunta como para que se leyera
entre líneas: “¿que cojones haces tu aquí?”. Tu también te harás mayor,
bonita…¡hasta viejuna! Y es que yo, por no ser, no soy ni modelo de virtudes,
solo he venido a ver el desfile de Brain&Beast, porque Ángel y Cesar, los
creadores, son colegas y a los colegas hay que apoyarlos.
Oriol se me ha enganchado. Oriol es mi amigo
más mariquita y toda una reina por añadidura y tras tirarse toda la mañana
poniéndome a caldo por el whas a todos los modernos que rodean estos actos, se
le ha abierto de par en par el tercer ojo al enterarse que tenía una invitación
doble para el desfile de esta tarde y la fiesta posterior. Así que no ha parado
de dar el coñazo hasta que lo he invitado. Y claro, como era de esperar, lejos
de disfrutar del momento, lo ha criticado TODO. Qué si esto no es ropa, que
donde están aquellas pasarelas de Valentino y Saint Lauren, que si vaya pintas
los modelos y aún peor el público. Yo no es que entienda en profundidad este
mundo, pero si tengo ocasión de mezclarme con el, lo disfruto y me dejo llevar.
Pero claro, hay gente a la que haber perdido el tren le sienta muy, pero que
muy mal. Y Oriol es uno de ellos. Quiero mucho a Oriol pero hay días que está
de lo que yo suelo decir “un par de ostias”. Más tarde, en la fiesta, ha
seguido dándole a la brasa, Tomasa. Su momento cumbre lo ha conseguido al
dirigirse a un chico muy mono, vestido con blaizer negro, vaqueros estrechos y
botas camperas: “A mi, todo esto me produce un 5% de interés y un 95% de
cachondeo ¡menudo circo!”. “Pues un consejo ¿por qué no te vas a tu casa a
cachondearte de tu puta madre?” ha sido la respuesta del guapete semitrajedo,
que más tarde he sabido que tenía que ver con la organización y se había dejado
los güevos consiguiendo que funcionara todo aquello. Y como de todos es sabido
que la monarquía tiene la piel muy fina, Oriol se ha ofendido sobremanera y
presa de su berrinche, ha decidido irse a casa intentando arrastrarme con el,
apelando a la solidaridad amical. Por suerte, en ese momento he visto en lo más
profundo de la fiesta a Sebas, el autor de cómics gay-este tampoco se pierde
una- que es vecino mío y hay buen rollo. De esta forma he conseguido matar dos
pájaros de un tiro. Por un lado librarme de la compañía de Oriol, que en una
fiesta como esta resulta veneno para conocer a nadie y no quedarme más colgado
que el teléfono de Karina, al ver una cara conocida entre tan vanguardista
muchedumbre. Mientras me acerco al autor de “Ideas de Bombero” de pronto, se
cruza ante mí un chaval, no más de 27 años, metro sesenta a lo sumo pero bien
proporcionado, nariz pequeña, ojos grandes y marrones y una barbita de pequeño
osezno que contrasta con unos muslos y pantorrillas semejantes a los pilares de
la civilización occidental ¡ya está! me ha vuelto a pasar ¡la jodimos!...¡me he
enamorado!
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